26 nov 2010

Capítulo 08.

Capítulo anterior:

-¿Qué pasó después?
-La manada la mató. Pensaron que era una amenaza. Yo... Yo la amaba más que a nada y ellos pensaron que si se mantenía lejos de mi sería mejor para todos.
-¿Donde están ahora los demás?
-Creo que están por Australia.
Le abracé y le di un largo beso.

Capítulo nuevo:

Nos fuimos a mi casa. Aún era pronto, así que no había nadie. Le preparé un café caliente, pues fuera llovía a cántaros.
Nos acurrucamos en el sofá. Me apoyé en él.
-Hey, no me lo has contado todo. ¿Cuándo naciste?
-Sobre 1911. Creo.
-Tienes... Noventa y nueve años.
-Sí -respondió a pesar de que no lo había formulado en forma de pregunta.
-Y... ¿Porqué antes dijiste que me contarías porqué estás enamorado de Katherine y de mi? ¿Ella no murió?
-Sí. Pero... Nunca he superado su muerte. Ella era idéntica a ti. Tenía tus mismo ojos. tu dulzura, tu belleza, tu voz... Pero ella era rubia, de un rubio casi resplandeciente. Antes de morir, ella y yo estábamos en una pequeña casita de campo que sus padres tenían. Le dije que iba al bosque, a por algo de leña. Cuando volví mis hermanos me esperaban allí con su cadáver. Intentaron hacerme entrar en razón, pero yo me largué. No se los perdonaré en la vida. Me hicieron tanto daño... Estando con Kathe incluso crecí un poco. Me hice un poco más alto.  Durante estos cuarenta años he conseguido olvidarme un poco de ella, entregándome a la caza, pero al verte a ti... Ayer no pude resistirme. Me recuerdas tanto a ella...
-Quizá lo mejor sea que te alejes de mi.
-No. Nunca. Te amo. Aún me quedan cosas por contarte...
-Cuéntame todo lo que quieras.
-Tengo un extraño "don".
-¿Un extraño "don"?
-Sí. Puedo ver tus pensamientos reflejados en tus ojos de una manera mucho más clara que el resto de la gente. Como si tuvieses un cartel que me va diciendo todos tus sentimientos... Es una cosa muy extraña.
-¿Todos los... -evité decir la palabra- que son como tú pueden hacerlo?
-No. Solo yo. Los licántropos tenemos una fuerza sobrenatural, visión perfecta...
-¿Hay más licántropos además de vuestra manada?
-Sí, normalmente están agrupados en manadas de diez o veinte lobos. Y no suelen quedarse en un sitio fijo... Sobre todo para que no llamemos la atención cuando nos alimentamos.
-Vosotros... ¿Vosotros os alimentáis de humanos?
-¡No! En absoluto. En nuestra forma humana, comemos normal, pero siendo lobos cazamos animales.
-Ah, qué alivio.
-Nosotros, a diferencia de los lobos de las novelas, estamos creados para destruir a los espectros, o fantasmas.
-¿Espectros? Por aquí no hay de eso.
-Están por todos los lugares. Cuando llaman la atención más de lo debido entonces es donde nosotros entramos en acción.
-Y ¿cómo llaman la atención?
-Normalmente suelen hacer su aparición con forma física, en forma de un humano. Ellos se alimentan de vuestra alma. Se meten en vuestra mente. Sobre todo en las mujeres. Las seducen, y ellas se rinden a sus pies. Suelen ser hombres bellos. Les absorben el alma hasta que ellas son simples maniquíes.
-Dios, eso es horrible.
-Sí, lo sé. Por eso les matamos. Aunque solo temporalmente. Su alma vuelve a bajar al infierno, o a donde quiera que vaya, y vuelve a bajar reencarnada en otro cuerpo.
-A partir de ahora tendré más cuidado a la hora de besar a extraños.
Él rió, no pareció enfadarse por mi pequeña broma.
-Tranquila, conmigo siempre estarás a salvo.
-Gracias.
-Nunca dejaré que te pase nada. Dos veces ya sería mucho.
Levanté la cabeza y le di un beso. Él me cogió la cara entre las manos y continuó el beso. Estuvimos besándonos un rato, hasta que vi que eran las cuatro y media. Mi hermano llegaría dentro de poco, y mis padres tampoco tardarían.
-Matt, enseguida llegará mi hermano, y mis padres.
-Está bien, me voy.
-¿A dónde vas?
-He encontrado una cueva en el corazón del bosque.
-Puedes... Puedes quedarte aquí. Te quedarías en mi habitación. Mi madre no entra en ella para nada, más que nada porque no tiene tiempo.
-No, es muy arriesgado. Mañana paso a por ti, a primera hora. Te quiero.
Me dio otro largo beso, y se fue.

21 nov 2010

Capítulo 07.

Capítulo anterior: 

Jugueteamos un poco con la comida, pero más tarde me acordé:
  -Eh, te toca a ti hablarme.

Capítulo nuevo: 

-Ah es verdad. ¿Qué quieres saber?
-Pues cuéntame todo lo que creas oportuno contarme.
-Está bien. Pues... No sé. Yo no vivo con mis padres. Vivo solo. Me emancipé hace tiempo.
-Con solo dieciséis años....
-Sí. Antes vivía en Europa, en España. Pero también he estado en Roma, Londres, Dublín, París y Suiza.
-¡Guau! Yo nunca he salido de aquí.
-Un día te llevaré a España. Es genial.
-Me encantaría. Ojala mis padres me dejaran...
-Nos las apañaremos. Bueno, continuo. Me gusta el surf, y el skate. Antes solía practicar fútbol, pero aquí no creo que lo haga ya. Me gusta la música indie, y también odio el pop comercial. Y... Antes de ti solo ha habido una persona importante para mí -al decir esto se puso bastante serio, y sus ojos adoptaron una mirada lejana, abatida-. Ella... Se llamaba Katherine.
-Oye, no hace falta que me cuentes esto, de verdad.
-No. Quiero hacerlo. Quiero que sepas porqué estoy tan enamorado de ti... Y de ella.
-¿Qué? Matt. Explica eso. ¿Cómo que se llamaba?
-Sí. Ella murió. Murió por mi culpa. Yo... Yo no soy como tú. Ni como el resto de las personas.
-Ya. Claro. Ahora viene lo típico. Yo soy un vampiro ¿no?
-No. Tómatelo en serio. Por favor. Esto me cuesta más de lo que crees.
-Bien, te escucho.
-Yo... Kathe murió por mi culpa. La mataron porque me enamoré de ella.
-¿Qué? -me levanté de un salto de la silla.
-Por favor. Escúchame. No tengas miedo. No te va pasar nada siempre y cuando no se lo cuentes a nadie, ni te alejes de mi. Junto a mi estás a salvo.
-Ya, claro, y ahora eres Edward Cullen, ¿no?
-Más bien soy... -miró a nuestro alrededor para ver si había alguien cerca de nosotros- Soy como Jacob Black. Soy licántropo. Y por eso el otro día estaba en el bosque. Mi verdadera familia murió hace unos sesenta años. En realidad no tengo otras que la manada. Pero me alejé de ellos cuando mataron a Katherine, hace cuarenta años.
-¿¡Cuarenta años!?
-Si... Vivo mucho más tiempo que los humanos, y la mayoría de mi tiempo tendré dieciséis. Comenzaré a envejecer cuando... Cuando encuentre a mi amor verdadero.
-Yo... ¿Yo soy ese amor verdadero? -le miré a los ojos.
-No lo sé, Alyson -respondió repentinamente cansado.
-Vamos... Vámonos. Vámonos de aquí. Llévame a mi casa. Vamos los dos. Allí estaré mejor.
-No te asustes. No te va pasar nada... Pero no te alejes de mi, por favor.
-No lo voy a hacer.
-Prométemelo.
-Te lo prometo.
-Gracias.
-Voy a pagar -me levanté y fui a la barra. Apareció Matt detrás de mí.
-No. Dije que te invitaba -sacó su cartera del bolsillo y le tendió el dinero al camarero. Me besó la mejilla y dijo:- ¿Sigues queriéndome?
-Por alguna extraña razón, sí.
-No debería habértelo contado tan pronto. Apenas nos conocemos de dos días.
-Tienes razón.
-Ya... Pero, igual, si te lo hubiese contado pasado un mes, tú te hubieses puesto histérica, te habrías cabreado y habrías intentado matarme -seriamente salió del restaurante y comenzó a quitar la cadena a la moto. Me apresuré a seguirlo.
-Eso... ¿Eso fue lo que hizo Katherine?
-Sí -bajó la mirada, triste.
-¿Qué pasó después?
-La manada la mató. Pensaron que era una amenaza. Yo... Yo la amaba más que a nada y ellos pensaron que si se mantenía lejos de mi sería mejor para todos.
-¿Donde están ahora los demás?
-Creo que están por Australia.
Le abracé y le di un largo beso.

Bueno, este capítulo es bastante... Relevante, jaja. Espero que os guste la historia...

19 nov 2010

Capítulo 06.

Capítulo anterior:

Odio el pop comercial. Y a mis amigos también. Por cierto, hoy no te he sentado con ellos porque allí está Alex, mi ex, y no me apetece que me monte ningún numerito de celos.

-¿Qué pasó entre tú y él exactamente?


Capítulo nuevo:

-Nada. Él se enamoró de Amanda. La verdad es que solo estuvimos saliendo una semana. Pero ahora ya me da igual. Te quiero a ti. Y espero que esto llegue a más de una semana.
-Tenlo por seguro.
-Bien, ahora te toca a ti. Quiero que me cuentes cosas sobre ti.
-Vale, pero dime unas cuantas cosas más. ¿Cuál es tu color favorito?
-Pues en realidad no lo sé. Me gustan el negro, el morado, el azul, el rojo. Pero no me gusta el amarillo, el naranja, el rosa o el marrón. Es depende mi estado de ánimo. Y también depende de para qué.
-Y, ¿cuál es tu gema preferida?
-La turquesa. O la esmeralda también es muy bonita. No, la turquesa.
-¿Tu flor favorita?
-Los tulipanes rojos.
-Bien, ya he terminado. No, espera, solo una cosa más. ¿Te gusta el frío, la lluvia, y el mal tiempo?
-Depende, muchas veces me ayudan a pensar. Cuando estoy triste, como ayer, un día triste ayuda a aclararte las ideas. Pero si estoy alegre la verdad es que la lluvia chafa mucho, ¿no?
-Sí, supongo que tienes razón -en ese momento sonó el timbre.
-Después de clase te toca ¿sí?
-Está bien. Te invitaré a comer.
-Vale, gracias.
Me pasó el brazo por la cintura y nos dirigimos al aulario. Las clases pasaban lentamente, y Ann y Luu no paraban de mandarme papelitos diciendo: "Alex en el comedor te ha puedo verde." o "Ya te vale, podrías haber traído a tu novio con nosotros.". No les hice caso a ninguna. Ya hablaría con ellas esta noche.

Cuando terminé la última clase, Matt ya me esperaba allí, en el pasillo, con los dos cascos.

-Toma, tu casco. Pero ¿no deberías avisar a tus padres? -me dijo cuando llegué a él.
-No te preocupes, están trabajando. Y de todas formas, seguro que me dejarían. Por cierto, a las cinco tengo que estar en casa, que mi hermano llega del colegio.
-Eso está hecho. Aún son las dos y cuarto.
-Bueno, pues no perdamos más tiempo -le besé en los labios y monté en la moto.

Me llevó hasta un pequeño restaurante casi a las afueras del pueblo.

-¿Cómo conocías este restaurante? -le pregunté una vez en la mesa.
-Vine aquí con mi padre la primera vez que estuvimos aquí.
-Ah, pues es de los más caros, ¿lo sabías?
-No me importa.
-Pues, venga, vamos a pedir, antes que te arrepientas -reímos un poco y pedimos. Yo pedí una dorada, él se pidió carne. Jugueteamos un poco con la comida, pero más tarde me acordé:
-Eh, te toca a ti hablarme.

Capítulo 05.

Capítulo anterior:

-Ah, Ann, me haces daño -me quejé.
 

-Te jodes. Y ahora nos explicas porque diablos ese pedazo de tío te ha morreado en medio de la clase, y no ha parado de mirarte con esa cara de imbécil que se pone cuando estás enamorado. Oh, Dios, ¿no estará enamorado? ¿Qué vas a hacer con él? ¿Y qué hay de Alex? ¿Le has puesto los cuernos? -yo esperé paciente a que terminara de hablar.
 
-Ayer corté con Alex. Fui a dar un paseo y me cayó un ángel del cielo, y resulta que ese ángel es de carne y hueso, y se llama Matt.


Capítulo nuevo:

-Madre mía... Esto... Aly, si no lo quieres yo puedo adoptarlo en mi casa, hay sitio de sobra en mi cama... -dijo pícara Luu.


-¡Lu! Yo creo que a Álvaro eso no le gustaría pizca... -repliqué yo.


-Bff, Álvaro pasa de mí.


-No digas eso mujer. Yo creo que estáis muy bien -decía Ann.


-Bueno, chicas, yo me voy, que tengo el cielo esperándome -reí y me volví con Matt-. Son unas cotillas, se quieren enterar de todo.


-No importa, pero date prisa, que tengo un hambre voraz.


-Claro, ya estoy.


Salimos de clase y fuimos a la cafetería. Todo el mundo miraba a Matt, porque él era el chico nuevo, y entonces posaban la mirada sobre mí. Cogimos algo de comida. Él se cogió un pedazo de pizza de ésos resecos, y un refresco de cola. Yo cogí una pequeña manzana roja. Nos sentamos apartados, en una esquina, pero aún así todos seguían mirándole.


-Es extraño -me dijo una vez en la mesa.


-¿El qué? ¿El instituto?


-No. Nosotros.


-¿Nosotros? ¿Qué nos pasa?


-Pues que apenas me conoces pero me quieres. No sabes nada sobre mí.


-Lo mismo digo, querido.


-Te puedo asegurar que yo sé mucho más de ti que tú sabes de mi.


-¿Ah sí? Explícame eso.


-No es ni el momento ni el lugar.


-Cuando lo sea, ¿me avisarás?


-Claro, corazón -me sonrió y posó su mano sobre la mía.


-En realidad, tienes razón, pero es imposible no quererte, ¡eres guapísimo!


-O sea que solo me quieres por mi físico.


-No, no. Pero eso hace mucho, ya que apenas te conozco. Y lo poco que me has mostrado sobre ti me encanta.


-Hablame de ti.


-¿Qué quieres saber?


-Todo. Tus aficiones, tus gustos, lo que odias, tu familia, tu carácter, tu pasado, tu futuro, tu cumpleaños, tus creencias, todo lo que se te ocurra.


-Mmm, pues la verdad es que hay poco que saber, pero yo te lo diré si a cambio tú también me lo cuentas ¿trato hecho?


-Trato hecho.




-Pues, a ver, me gusta escuchar música, ver el fútbol y las carreras de coches con mi hermano, ir a la playa, leer, escribir, y también cocino, aunque patéticamente. Odio el deporte, cosa curiosa, pues me gusta ver el fútbol -reí levente-, también odio limpiar la casa, cosa que también hago a menudo, ya que mis padres apenas pasan tiempo en casa. Ellos tienen la tienda de artículos deportivos del pueblo. También odio que mi hermano se meta en mi vida. Es un niño realmente odioso, tiene ocho años, y le encanta fastidiarme. Mis padres están separados. Yo vivo con mi madre aquí, en La Push, pero mi padre vive en Seattle, y está casado con otra mujer, y han tenido una niña pequeña que tan solo tiene ocho meses, pero yo apenas paso tiempo con él. Mi madre también está casada y ha tenido un hijo, mi odioso hermano. Gracias a la separación siempre he sido una niña bastante tímida, y vergonzosa, bueno, y lo sigo siendo... Y me dejo influir en muchas ocasiones. Y a pesar de eso quiero dedicarme a educación infantil, peluquería, o algo importante, como abogado. No creo en nada. Salvo en los vampiros -me miró con una expresión extraña, y yo me reí- ¡Te lo has creído! Pero sí me gustan las historias sobre vampiros, y personajes ficticios. Me gustan las leyendas mágicas. Y la música rock. Odio el pop comercial. Y a mis amigos también. Por cierto, hoy no te he sentado con ellos porque allí está Alex, mi ex, y no me apetece que me monte ningún numerito de celos.


-¿Qué pasó entre tú y él exactamente?


¿Que os parece? He añadido las Reacciones, para que podáis votar! :)

17 nov 2010

Capítulo 04.

Capítulo anterior:

-A… Adiós -balbuceé como una tonta.

Sonrió y se fue. Entré en casa. Pensé en llamar a Ann, o Lucy, mis amigas desde pequeñas, para contarles todo, pero era demasiado tarde. Así que me acosté, pensando en Matt, y en Alex. Guau… Todo lo que había pasado en un solo día. Al final conseguí dormirme.
 
Capítulo nuevo:
  
A la mañana siguiente mi madre me despertó.
-Alyson, hay un chico ahí abajo que te está esperando. Vas a llegar tarde.
Abrí un ojo y miré el despertador. Dios, eran las ocho, y las clases empiezan a y media. Me vestí corriendo con unos simples vaqueros y una camiseta. Bajé corriendo cargada, cogí un puñado de cereales.
Salí fuera y me encontré a Matt apoyado en una moto con dos cascos.
-Buenos días -dijo sonriente. Mastiquen los cereales que aún tenía en la boca, y contesté con un ligero beso en los labios, apenas un roce.
-Toma esto es para ti -me tendió un casco.
-No sabía que tuvieras moto -dije con cereales en la boca.
-Pues ahora ya los sabes, y ahora vámonos, que ya son y diez -se puso el casco y montó en la moto.
-¡Corre! No quiero llegar tarde -me puse el casco y monté en la moto.
Llegamos justos al instituto. Yo me fui hacia mi clase, y él se fue a por el horario, y todos esos papeles.
Coincidimos a la tercera hora, en matemáticas.
-¡Matt! -le llamé desde mi pupitre.
-Hey, que bien, matemáticas juntos -se acercó a mí y me besó en los labios. Por el rabillo del ojo pude observar como Alex fruncía el ceño, y Ann y Lucy encarnaban una ceja.
-Espera, nos sentaremos juntos -cogí mis cosas de la mesa en la que yo me sentaba habitualmente, al lado de Lu, y las trasladé a dos mesas que habían juntas, al fondo de la clase- ¿Qué tal te ha ido?
-La verdad, no está mal. El instituto es nuevo, y tiene calefacción -sonrió ampliamente y se sentó en su pupitre.
En ese momento comenzó la clase y yo atendí, o lo intenté. Matt no me quitaba los ojos de encima, me miraba con eso ojos preciosos suyos, sonriente. Se veía que le iba bien en mates.
A mí, en cambio, las matemáticas se me daban fatal, así que atendí todo lo que pude.
Al fin sonó el timbre para anunciar la hora del almuerzo. Yo iba a recoger mis cosas, pero un brazo me agarró y tiró de mi.
-Ah, Ann, me haces daño -me quejé.
-Te jodes. Y ahora nos explicas porque diablos ese pedazo de tío te ha morreado en medio de la clase, y no ha parado de mirarte con esa cara de imbécil que se pone cuando estás enamorado. Oh, Dios, ¿no estará enamorado? ¿Qué vas a hacer con él? ¿Y qué hay de Alex? ¿Le has puesto los cuernos? -yo esperé paciente a que terminara de hablar.
-Ayer corté con Alex. Fui a dar un paseo y me cayó un ángel del cielo, y resulta que ese ángel es de carne y hueso, y se llama Matt.

16 nov 2010

Capítulo 03.


Capítulo anterior:

-Pues no entiendo cómo te has podido mudar a este pueblo. No hay nada interesante.
-Eso pensaba yo, pero tú eres muy interesante. Además, tienes unos ojos preciosos -¿cómo? ¿Este chico, tan perfecto, hermoso, simpático, etc., está intentado ligar conmigo? Me sonrojé al instante.
-Vaya. ¿Enserio? Deben estar rojos e hinchados. -Dios, chica, eres patética. ¿Solo eso? Te acaba de tirar los tejos y tú solo piensas que tus ojos están hinchados.
-Sí, tienes razón, pero aún así, preciosos. ¿Por qué llorabas, Aly?


Capítulo nuevo:


-Bueno, yo… Me acaba de dejar mi novio. Se ha liado con otra, y ya no me quiere -desvié la mirada y sentí como las lágrimas se agolpaban en mis ojos. No, ahora no, por favor, pensé.

-Ese tipo debe ser idiota. No sabe lo que se pierde -me giró la cara y me acarició la mejilla. Yo me sonrojé (¿cómo no?).

-Ha encontrado a otra mejor. Más guapa. Ya la conocerás cuando vayas al instituto… Porque, aun vas al instituto, ¿no? -el rió levemente, y yo encarné una ceja.

-Claro que voy al instituto, acabo de hacer quince. ¿Y tú?

-Yo he hecho catorce.

-Pareces más mayor.

-¿Te molesta que tenga catorce? -pregunté un tanto desilusionada.

-No, claro que no. Solo que eres tan guapa, que creí que tenías dieciséis. No me molesta en absoluto.

-Ah -no supe que decir. Sí, vale, no soy nada ingeniosa, ¿y qué?

-Oh, ¿te has enfadado? -me miró preocupado. No pude aguantar la risa.

-No, en absoluto. Me da lo mismo -me di cuenta de que casi habíamos llegado a mi casa-. Eh, ya casi hemos llegado. Ha sido un placer hablar contigo, de verdad.

-El placer es mío. Supongo que mañana nos vemos en el instituto.

-Está bien. Oye, por cierto, ¿tú donde vives?

-Cerca. Una calle más abajo.

-Pues si quieres puedes pasarte mañana a por mí, así no vas solo a clase -sonreí, esperanzada.

-Claro, con mucho gusto. Adiós Aly -se inclinó para darme un beso en la mejilla, pero yo giré para el otro lado, y nuestros labios se juntaron. Yo le miré a los ojos y me separé rápidamente, esperando a que dije algo como: Dios, ¿Qué haces? ¡Qué asco! Pero en vez de eso cogió mi cara entre sus manos y me besó suavemente. Cerré los ojos, y saboreé el momento. Cuando al fin se separó, me miró a los ojos y dijo:

-Adiós, buenas noches preciosa.

-A… Adiós -balbuceé como una tonta.

Sonrió y se fue. Entré en casa. Pensé en llamar a Ann, o Lucy, mis amigas desde pequeñas, para contarles todo, pero era demasiado tarde. Así que me acosté, pensando en Matt, y en Alex. Guau… Todo lo que había pasado en un solo día. Al final conseguí dormirme.

Capítulo 02.

Capítulo anterior:

Esto era verdad. Acababa de cortar con mi novio, Alex. Habíamos tenido una gran discusión. Cuando él se marchó a casa, yo decidí dar un paseo por el bosque que hay al lado de mi casa, desde pequeña me había gustado sentirme rodeada de árboles y naturaleza. Lloré mucho, y sin darme cuenta había cruzado el bosque y me encontraba en mitad de la carretera. Entonces me di cuenta de que debía tener los ojos rojos e hinchados.
Yo continuaba mirándole a los ojos, no podía apartar la mirada. Eran preciosos.
-Oye, por cierto, ¿cómo te llamas? -me preguntó con la cara muy cerca de la m
ía.

Capítulo nuevo:

-Alyson, mis amigos me llaman Aly. ¿Y tú?
-Matt -se separó de mí y miró a la lejanía.
-Que nombre más bonito, Matt.
-El tuyo es precioso, Alyson -volvió a centrar sus ojos en los míos.
-Llámame Aly. Encantada, Matt, pero me tengo que ya es tarde, tengo que regresar…
-Bueno, si quieres te acompaño de vuelta a casa. El bosque no es muy seguro -sonrió mostrando su perfecta dentadura.
-No importa, pero gracias. Vivo allí, al otro lado, está cerca.
-Insisto. El bosque es peligroso -de pronto se puso serio.
-Está bien, si quieres hacerlo…
-Será un honor, señorita -sonrió, y hizo que me ruborizara.
-Gracias, supongo -me encogí de hombros y comencé a andar.
Es extraño, nunca le había visto, y eso que llevo toda la vida en este pueblucho de mala muerte. Es un pueblo muy pequeño, de montaña. De esos que en invierno está todo nevado y no hay nadie, pero en verano se convierte en un foco turístico. Bueno, la verdad es que esto en verano no es realmente un foco turístico, ya que no tenemos nada de especial, tan solo una fuente en la plaza de la iglesia, con la estatua de nuestro fundador. Aquí, sea invierno, o verano hace mal tiempo. Es un asco, y por eso los habitantes aprovechamos los días de calor tanto como podemos. Seremos alrededor de mil habitantes, no más. Y nos conocemos unos a otros, por eso es muy difícil esconderles nada a tus padres.
Así que, como decía, es muy extraño, nunca había visto a este chico, y aseguro que no se me habría pasado desapercibido. Era una de las personas más bellas que había visto… Tenía la espalda ancha, y los músculos bien formados. Iba vestido con una camiseta blanca, que se le pegaba bastante a su figura, dibujando a la perfección su torso, y por encima una bonita camisa a rayas azules y blancas desabotonada. Llevaba unos vaqueros azul oscuro y unas zapatillas de esas, tan modernas, que parecen de vestir, pero se atan con cordones, y son tan cómodas como unas deportivas. Su pelo era muy oscuro, casi negro, y liso. Tendría sobre los quince o dieciséis años, y yo acabo de hacer catorce.
Ah, yo. Yo soy una chica normal, ni guapa ni fea. Ni gorda ni flaca. Ni atlética, ni totalmente rígida. Yo soy bajita, morena de cabello rizado, con una piel bastante blanquita y ojos color miel. Soy bastante sensible y tímida, aunque con él, Matt, me sentía bastante a gusto.
Me di cuenta de que me había alcanzado y me estaba mirando fijamente. Le miré a los ojos y dije:
-Matt, tú no eres de por aquí, ¿verdad?
-Sí, sí lo soy. Me acabo de mudar, así que ahora sí lo soy. -reí un poco por el comentario, él sonrió.
-Pues no entiendo cómo te has podido mudar a este pueblo. No hay nada interesante.
-Eso pensaba yo, pero tú eres muy interesante. Además, tienes unos ojos preciosos -¿cómo? ¿Este chico, tan perfecto, hermoso, simpático, etc., está intentado ligar conmigo? Me sonrojé al instante.
-Vaya. ¿Enserio? Deben estar rojos e hinchados. -Dios, chica, eres patética. ¿Solo eso? Te acaba de tirar los tejos y tú solo piensas que tus ojos están hinchados.
-Sí, tienes razón, pero aún así, preciosos. ¿Por qué llorabas, Aly?

Love is...
© Caótica - Template by Blogger Sablonlari - Font by Fontspace